Consejos de nuestra psicóloga

La Importancia de la Estimulación Motriz en Niños Pre-escolares

El área motora gruesa tiene que ver con movimientos de los distintos músculos del cuerpo – tanto de la cabeza a los pies como del cuerpo a las extremidades – y, donde gracias a su coordinación, el niño puede mantener una postura, desplazarse y moverse en su entorno. Por lo que las habilidades motrices gruesas se relacionan con los cambios en la posición del cuerpo, el logro del equilibrio, la coordinación, agilidad y la fuerza. Es decir, implican al cuerpo como un todo. El desarrollo motor fino, por su parte, es posterior al desarrollo de la motricidad gruesa, y se relaciona con la coordinación de los movimientos entre los ojos y las manos, es decir, con el uso de las partes del cuerpo de forma individual y de músculos más pequeños. Aparece cuando la guagua percibe sus propias manos y logra moverlas y observarlas. Con esto, va logrando manipular los objetos a su alrededor, poniendo los dedos como pinzas y dando palmadas, para luego armar torres, tapar y destapar objetos, lo cual se va complejizando hasta lograr manejar tijeras, lápices y otros.

Si bien es cierto que la genética y el temperamento juegan un rol importante en las habilidades motrices, el ambiente y el estilo de crianza contribuyen de forma significativa en el adecuado desarrollo de estas áreas. Como padres se pueden facilitar ciertos aprendizajes, mediante la estimulación adecuada. Por lo tanto, la mejora de las habilidades no se produce sólo por el crecimiento y desarrollo normal, sino que a través de las oportunidades específicas que tengan los niños para practicar actividades y con el feedback y estimulación de los padres y otras personas importantes. Y con esto, se fomenta el desarrollo de las funciones ejecutivas y, por ende, el desarrollo cognitivo de los niños. Hay numeroso estudios que muestran cómo aquellos niños que reciben una mayor estimulación en el ámbito motor tienen mejores habilidades cognitivas, tanto en la velocidad de adquisición del lenguaje, proceso de lectoescritura y conocimientos académicos de toda índole.

¿Cómo se fomenta la motricidad en esta etapa del desarrollo?

Hemos visto en los últimos años, con la masificación de la tecnología, urbanización y modernidad, un aumento de la vida sedentaria. Los niños cada vez están menos conectados con las áreas verdes, muchos pasan menos tiempo con sus padres debido a las extensas jornadas laborales de éstos, hay un incremento del tiempo que pasan viendo pantallas y aparatos electrónico, entre otros. Es por esto que tal vez se hace necesario un esfuerzo mayor por parte de los padres para enriquecer el desarrollo psicomotor de los niños.

En primer lugar, es importante que los niños participen en actividades que les permitan descubrir su cuerpo en movimiento. Este se debe hacer principalmente a través del juego y experiencias motrices básicas, que contribuirán al adecuado desarrollo motor que servirá como una base para el desenvolvimiento intelectual, afectivo y social. ¿Qué tipo de actividades se pueden fomentar? Tareas propias de la cotidianidad, por ejemplo, cuando lleguemos del supermercado, pedirle a él que lleve alguna bolsa a la cocina. Que ayuden a poner la mesa y que ordenen los juegos que usaron. Cuando son más pequeños, el hecho de que acarreen un coche de muñecas o de compras, también los ayuda. Con esto, desarrollarán fuerza muscular en la espalda y el estómago, lo cual les ayuda a lograr mantener una postura corporal, que influye de forma significativa en la atención y concentración. Para poder sostener un lápiz y escribir, necesitan de otro tipo de músculos, que se pueden desarrollar colgándose de barras, subiendo escaleras de cordeles de juegos de plazas, etc.

Por otra parte, se ha visto que los niños que luego de su jornada escolar comparten con otros niños, tanto en su casa como en plazas, tiene un mejor desarrollo en el área de la motricidad. Además, ciertos estudios indican que los infantes cuyos cuidadores son más sedentarios y tienen otro nivel de actividad y tipo de juegos – mayor tiempo frente a la televisión o juegos de mesa – tienen un desarrollo motriz más descendido en comparación con aquellos niños que tienden a jugar al aire libre o realizar actividades deportivas. Es decir, el hecho de que un niño juegue más tiempo en lugares abiertos, influye de forma significativa en su motricidad gruesa. ¿Qué tipo de actividades se pueden fomentar? Jugar en el arenero experimentando las distintas texturas, juego con pelotas donde se ponga a prueba la coordinación, tirarse por el resbalín o subir por las trepas, caminar como animales en cuatro patas, hacer lagartijas o jugar a la carretilla agarrándolo de sus piernas para que camine solo con las manos, son algunos ejemplos de actividades que se pueden realizar por medio de juegos que tanto los niños como los padres puedan disfrutar.

En definitiva, una estimulación adecuada de la motricidad tanto fina como gruesa, influye sobre habilidades atencionales y de aprendizaje. Una adecuada motricidad gruesa es significativamente relevante para la exploración, para que puedan descubrir el mundo que los rodea, desarrollar confianza en sí mismos y adecuada autoestima. Cabe puntualizar que para que este tipo de actividades estimulen su desarrollo, los niños deben percibir este tipo de experiencias de forma no amenazante y, para ello, es fundamental el mensaje tanto verbal como no verbal que le entregan los padres y/o cuidadores. Cuando son más pequeños, los niños necesiten que estemos ahí y los acompañemos, primero ayudándolos a ejecutar las actividades para progresivamente ir dejándolos solos, reflejándoles sus competencias para que se sientan seguros y a gusto.

 

Ps. Josefina Uriarte G.