Consejos de nuestra psicóloga

La Adquisición del Control de Esfínter

El logro del control de esfínter es un hito en el desarrollo infantil, en el cual influyen diversos factores. Por un lado, debe haber una maduración neurológica en el infante, pero también existen variables psicosociales que facilitan e influyen en el proceso de adquisición. Se ha evidenciado que los niños, a partir de los dos años de edad, sienten una sensación de placer al lograr tener control sobre sus evacuaciones, lo cual potencia la confianza en sus propias capacidades. Además, el ambiente en el cual el niño está inserto tiene significativa relevancia a la hora de adquirir el control de esfínter. En occidente la expectativa de que este hecho ocurra es antes que otros países. En general, se espera que el control de esfínter diurno se logre primero – entre los 2 y los 3 años de edad -. Y, una vez que se haya alcanzado, se puede comenzar a estimular el logro del control de esfínter nocturno. Se debe considerar que este rango de tiempo es una estimación, por lo que es esperable cierta variabilidad entre cada niño. Sin embargo, el control de esfínter no se debiese alcanzar antes de los dos años de edad, ya que como se dijo en un comienzo, debe existir cierto desarrollo neurológico, motor y cognitivo.

Ahora bien ¿cómo facilitar el logro de control de esfínter en nuestro hijo? En primer lugar, se debe considerar que el rol de los padres es de acompañar y socializar al niño. Para ello, deben estar conectados e identificar las señales que podrían indicar que el infante está listo para iniciar el proceso. Por ejemplo, que pase más de dos horas con el pañal seco y que, luego de los dos años de edad, sea más consciente de que mojó los pañales y que logre comunicarlo a nivel verbal y/o no-verbal. Para ello, es importante que los padres vayan entregando palabras al niño y preguntándole en momentos claves si desea ir al baño – como cuando acaba de tomar agua o por las mañanas cuando despierta -. Junto a esto, evidenciar que posee las destrezas motoras para bajarse los pantalones de forma autónoma, sentarse en la pelela o escusado, etc.

En segundo lugar, se aconseja comenzar sentando al niño en la pelela – las primeras veces se puede hacer vestido, mientras se le explica para qué sirve -. Hacerlo en aquellas horas en que generalmente hace su digestión, para poder adecuarnos a sus tiempos. Al comienzo se sugiere ayudarlo a bajarse los pantalones, mostrándole cómo se hace, para que de a poco pueda ir haciéndolo solo. Mientras está sentado, se le puede acompañar las primeras veces y se sugiere que no sea más de 10 minutos. Si luego de ello refiere que no quiere, se aconseja no insistir. Si es que en ese tiempo, lograse el objetivo, entonces hay que reforzarle el logro, siendo efusivos y concretos “¡qué bueno que lograste hacer tus necesidades en la pelela y no en tus pañales, qué grande estás!”. En este punto, cabe mencionar que las recaídas y accidentes son parte del proceso, por lo que es importante no criticar, burlarse o devaluar al niño cuando ocurran. Se debe mostrar tranquilidad y confianza en que nuestro hijo adquirirá el control de esfínter cuando esté listo para ello.

Por último, se recomienda que este proceso se lleve a cabo en temporadas de calor, ya que así el niño tiene menos ropa, la cual se seca más rápido y con ello evitamos que se resfríe. Y, por otra parte, evitar que logre el control de esfínter cuando el niño está atravesando por otros cambios – nacimiento de un hermano, cambio de casa, crisis familiar u otro -. Y, hacerlo en un momento donde como cuidadores tengamos el tiempo suficiente para dedicarle y acompañarlo. Puede ser útil apoyarnos en otros miembros de la familia, donde todos puedan fomentar el aprendizaje de una forma similar y que puedan reforzarle los éxitos cuando ocurran.

En definitiva, es un proceso que tiene un período en el desarrollo para que ocurra. Para el aprendizaje del infante, es un logro que trae una sensación positiva y que fomenta la confianza en sí mismo y la percepción de control en su ambiente. Por eso, se debe acompañar al pre-escolar de forma que se relacione este proceso con una experiencia positiva. Como se dijo en un comienzo, existe variabilidad en los tiempos de ocurrencia, sin embargo, si a pesar de que se está estimulando de las formas aquí señaladas, el niño tiene la edad estimada para ella y aún no ha alcanzado le logro de este hito, se sugiere consultar con un pediatra en busca de orientación.

Ps. Josefina Uriarte G.