Consejos de nuestra psicóloga

Importancia de la rutina de sueño en los niños

Durante los últimos años se ha visto un incremento de desórdenes conductuales y anímicos en niños en edad pre-escolar. Este hecho se puede explicar por diversos factores, tanto genéticos como ambientales. Sin embargo, estudios recientes han indicado que la alteración crónica de las horas de sueño afecta a los niños en lo social y emocional, así como también su rendimiento cognitivo y escolar, disminuyendo con ello su bienestar y el de sus familias. En este sentido, el sueño no se debe considerar sólo como un momento en que el cuerpo reposa, sino más bien como un período donde se llevan a cabo de manera activa procesos, a nivel cerebral y corporal, que son indispensables para conservar una buena salud. Por lo que lograr un adecuado ciclo de sueño-vigilia es fundamental para el desarrollo del niño.

¿Qué significa exactamente una alteración en las horas de sueño?

La Revista Journal of Clinical Sleep Medicine, de la Academia de Pediatría de EE.UU, en el año 2016 publicó un estudio que indicó que de los 4 a los 12 meses de edad se recomiendan de 12 a 16 horas diarias de sueño, incluyendo siestas. De los 1 a los 2 años, estas disminuyen de 11 a 14 horas. De los 3 a los 5 años, el promedio es de 10 a 13 horas y de los 6 a los 12 años de 9 a 12 horas diarias, sin incluir siestas – cabe puntualizar que estos datos son una estimación general, por lo que pueden variar, considerando que cada niño es único en sus necesidades y en su desarrollo -. Este estudio indica que respetar estos tiempos conlleva beneficios considerables en los niños. A nivel conductual, mayor autorregulación y mejor comportamiento. A nivel académico, mejorías en el aprendizaje, en la concentración y en la memoria. En definitiva, contribuye a una mejor calidad de vida y a una mejoría en la salud tanto física como mental. Por el contrario, aquellos niños que no duermen lo suficiente están más irritables y desatentos, son más impulsivos y se exponen al riesgo de padecer lesiones, presión alta, subir de peso y a tener un ánimo más depresivo.

 Ahora bien ¿cómo lograr hábitos de sueño saludables en niños pre-escolares?

En esta etapa del desarrollo los niños asocian el irse a dormir con separarse de sus padres. Es por esto, que relacionar este acto con un castigo o consecuencia negativa, diciéndoles: “si no te portas bien, te vas a tu pieza y te duermes”, potencia esta ansiedad de separación. Por lo tanto, se debe generar un ambiente tranquilo y seguro para que el infante no viva esta experiencia como algo amenazante.

En primer lugar, es recomendable que el horario de sueño sea regular tanto para despertarse como para irse a dormir. De esta forma, el ciclo de sueño-vigilia se irá adaptando a esta rutina y el niño podrá dormirse con mayor facilidad, obteniendo un adecuado descanso y un despertar más rápido y liviano por las mañanas. Es indispensable que los cuidadores estén atentos a las señales de sueño y cansancio que desplieguen sus hijos, ya que los niños a esta edad pueden estar agotados al final del día y no les dirán a sus padres que quieren que se les acueste.

En segundo lugar, se sugiere que exista una rutina concreta e identificable antes de irse a dormir. Por ejemplo: bañarse, ponerse pijama, lavarse los dientes, ir al baño y finalizar leyendo un cuento o rezando juntos. Estos hábitos repetidos se hacen predecibles para el niño, lo cual le va entregando seguridad y comodidad. Se sugiere que mientras se realicen estas rutinas diarias, los padres conversen con sus hijos. Los niños están colmados de nuevas experiencias que están ansiosos por compartir. Y, en este punto, es significativo ser conscientes de que lo que ellos tengan para contar no necesariamente es lo que a nosotros nos interesa.

Es importante que los mensajes no verbales de parte de los padres sean acordes al estado en que se desee llevar al niño: tono de voz baja y tranquila, cariños o un pequeño masaje en su cabeza. Es decir, propiciar conductas que proporcionen un efecto calmante. Junto a esto, el que un niño practique actividad física, además de beneficiar su salud, agota sus energías y al final del día tendrá más facilidad para conciliar el sueño. Sin embargo, es importante que se efectúe unas 4 horas antes de irse a la cama.

¿Qué elementos se recomienda evitar antes de hacer que un niño pre-escolar se vaya a dormir?

En primer lugar, evadir distracciones como los sonidos, luces fuertes y pantallas de aparatos tecnológicos. Se sugiere apagar dichos artefactos por lo menos media hora antes de que los niños se acuesten y evitar su uso dentro de los dormitorios. De hecho, se desaconseja la utilización de pantallas más de una hora diaria en niños de entre 2 y 4 años de edad. Y, junto a esto, es importante que su alimentación sea liviana por las tardes. Alimentos como bebidas, chocolates, té y helados son energizantes, por lo que su ingesta podría dificultar la conciliación del sueño.

En conclusión, los niños poseen un sistema nervioso inmaduro, que a esta edad depende en mayor magnitud de los estados corporales. Por ello, la regulación fisiológica de dichos estados es de significativa relevancia en esta etapa. Si pensamos en nosotros cuando estamos cansados, lo que en otro momento es tolerable y ameno se vuelve irritante e insoportable. Los niños lo viven incluso peor y cuando estos estados no están satisfechos su umbral de tolerancia a la frustración disminuye.

Ps. Josefina Uriarte G.