Ps. Dominique Dattas G.

El orden no es un fin en sí mismo, sino el punto de partida para ordenar nuestras ideas, nuestro tiempo, nuestras actividades.

Inculcar el orden en los niños/as pequeños es un desafío importante para los padres. Muchas veces llevar a la práctica este aprendizaje en la vida diaria es más complejo de lo que parece. Cuando hablamos del orden, no nos referimos sólo al que de inmediato se nos viene a la mente: “ordenar los juguetes”, sino más bien al orden en todos sus aspectos:la rutina de los niños, la higiene y el cuidado personal, el orden en el hogar, etc.

El orden no es un fin en sí mismo, sino el punto de partida para ordenar nuestras ideas, nuestro tiempo, nuestras actividades. El orden externo es importante porque refleja un orden interior, que es fundamental y más difícil de visualizar. Si un niño es ordenado en sus ideas, va a saber qué quiere y por qué lo quiere; si es ordenado con su tiempo, comprenderá que hay cosas que deben hacerse primero y otras después; si es ordenado con sus actividades, a futuro sabrá priorizar sus valores, sus opciones, sus deberes, etc.

Es importante entender que no buscamos ser ordenados por manía, ni lo vivimos como una práctica obsesiva, sino que al ser ordenados vamos ordenando nuestro mundo interior, le hacemos agradable la vida a los demás, aprendemos a cuidar las cosas y a aprovechar mejor nuestro tiempo.

A continuación, proponemos ciertas estrategias que pueden ayudar a los padres a trabajar este hábito con sus hijos en la casa:

1) Ritmos biológicos: Ordenar horarios de sueño, control de esfínter y alimentación. Para que un niño pequeño pueda rendir adecuadamente es muy importante ayudarlo a llevar una regularidad en sus necesidades fisiológicas.

2) Orden de su jornada diaria: Anticipar las actividades del día y lo que deberá enfrentar, permite que lo ayudemos a estructurarse internamente, lo que trae efectos muy positivos en términos de regulación emocional y conductual.

3) Marcar los espacios: Mostrarle al niño que existen tiempos y espacios para jugar, estar en familia, descansar, cultivar la vida espiritual, etc. Dar señales ambientales que signifiquen aquellos momentos, por ejemplo: jugar siempre en una pieza particular, asociar el día domingo con el tiempo en familia, vincular el cuento con el momento previo a dormir.

4) Cuidado personal adecuado: Permite que le podamos ir mostrando desde que son pequeños la importancia del cuidado personal como una prioridad en el futuro autocuidado. Por ejemplo, el baño diario y transmitir lo agradable que es estar limpios, cuidar y sanar heridas, comentar el cambio de ropa cuando está muy sucia, etc.

5) Orden del hogar: Un ambiente estructurado y con cada cosa en su lugar, le permite al niño/a organizarse mejor. Por lo mismo, es importante ayudarlo a mantener su pieza ordenada.

6) Cuidado y responsabilidad: Explicar al niño lo relevante que es cuidarlos objetos propios y los de su ambiente. Cuando algo se rompe, podemos buscar la manera de reparar o reponer.

Estrategias específicas para fomentar el hábito del orden:

1) Mostrar al niño corporalmente la acción e indicar los pasos a seguir: Frente aun desorden de elementos o juguetes en un espacio determinado, se debe modelar por pasos el cómo empezar a ordenar. Por ejemplo, primero sacamos la caja; segundo, recogemos los juguetes y tercero, los ponemos dentro de la caja. Usar apoyos visuales o checklist con dibujos.

2) Organizar acciones en conjunto con el niño: La acción se facilita si lo guío y lo animo a recoger, primero, los objetos más grandes, y luego, los más pequeños. También puede ayudar el dividir los roles a cargo. Por ejemplo: yo ordeno los trenes y tú, los autos.

3) Anticipación y marcadores de tiempo: Avisarle al niño un rato antes de que se termine la actividad y así se prepare para ordenar. Esto funciona muy bien sobre todo en los momentos de juego, donde se puede hacer uso de la aplicación “time timer”, “mouse timer”, reloj de arena u otros. Marcar el inicio del momento de ordenar con una canción específica.